Contra las patrias, el Viejo Maestro




La nacionalidad del obrero no es ni francesa, ni inglesa, ni alemana, es el trabajo, la esclavitud libre, el automercadeo. Su gobierno no es ni francés, ni inglés, ni alemán, es el capital. Su aire nativo no es ni francés, ni alemán, ni inglés, es el aire de la fábrica. La tierra que le pertenece no es ni francesa, ni inglesa, ni alemana, está a unos cuantos pies bajo el suelo.
Karl Marx: Crítica de «El sistema nacional de economía política» de Friedrich List

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domingo, febrero 12, 2012

Rosa Luxemburgo: un pensamiento irrecuperable

Retrato de Rosa Luxemburgo
Helios Gómez

 Publicado originariamente en el sitio Re(d)forma en Serio, junio 2008
José M. Delgado

El 15 de enero se cumple el 89º aniversario del asesinato de Rosa Luxemburg. Como cada año activistas de izquierdas se reunirán en Berlin, el homenaje a Rosa Luxemburgo tendrá el tinte claramente anticapitalista que lo caracteriza, anticapitalista y tan para nada sectario como es habitual: concernidos estarán jóvenes y menos jóvenes de casi todas las tendencias marxistas, comunistas, pero también libertarios, autónomos, que confrontan en cada convocatoria su determinación antisistema con los poderes burgueses, como gustaría a Rosa, borrando fronteras inútiles, sectarias, en la lucha de clases contra el capital. Sin embargo, y puesto a no borrar fronteras, ya deberían troskistas, leninistas, abstenerse de tratar de incorporar el pensamiento de Rosa al leninismo, de tratar de "recuperar" de la manera tan oportunista y que tan mal condice con su pretendido rigor doctrinario - una manera de sublimar el sectarismo - que los ha llevado (a los trotskistas, particularmente) a dividirse y escindirse hasta el infinito, un pensamiento y una obra teórica con el que el bolchevismo no tenía nada que ver, - y menos aún la socialdemocracia gobernante en la Europa después de la II Guerra Mundial - ni en relación con la idea de democracia, con la concepción de la relación partido-masas, ni en relación con la pedagogia revolucionaria que atribuía a las luchas de masas, y sobre todo nada que ver con la utilización urbi et orbi del principio o derecho de autodeterminación de las nacionalidades que los trotskistas (y ex-stalinistas) hacen al día de hoy.

Es un hecho reconocido por todos los historiadores que la "liberación de los pueblos oprimidos" sirvió de pretexto ideológico al imperialismo alemán, al francés, y finalmente en su formulación más "coherente" y supuestamente imparcial al imperialismo estadounidense con la formulación de los 18 puntos de Wilson, para justificar la gran matanza, la barbarie de la Gran Guerra. A este respecto Rosa Luxemburgo formuló la denuncia más clara y taxativa:

"En la historia de las luchas de clases estos "slogans" revisten a veces una importancia muy concreta. En la presente guerra mundial, es un sino fatal del socialismo estar predestinado a proveer de pretextos ideológicos a la política contrarrevolucionaria. Cuando aquella estalló, la socialdemocracia alemana se apresuró a decorar con un escudo ideológico, extraído del arsenal seudo-marxista, el bandidismo del imperialismo germánico, explicándolo como la campaña de liberación contra el zarismo ruso auspiciada por nuestros viejos maestros. En las antípodas de los socialistas gubernamentales, estaba destinado a los bolcheviques llevar agua al molino de la contrarrevolución con la consigna de la autodeterminación nacional y de proveer así de una ideología, no solo para el estrangulamiento de la misma Revolución Rusa, sino para la proyectada liquidación en sentido contrarrevolucionario de toda la guerra mundial. Tenemos todas las razones para examinar muy a fondo desde este punto de vista la política bolchevique. El "derecho de la autodeterminación nacional" acoplado a la Sociedad de Naciones y al desarme por gracia de Wilson, constituye el grito de batalla tras el cual debería desarrollarse la inminente rendición de cuentas del socialismo internacional con el mundo burgués. Es evidente que la consigna de la autodeterminación y el conjunto del movimiento nacionalista, que en el presente constituye el mayor peligro para el socialismo internacional, han recibido un extraordinario refuerzo precisamente de la Revolución Rusa y de las negociaciones de Brest." (cfr. Rosa Luxemburgo. La Revolución Rusa. La cuestión de las nacionalidades)

Rosa condenó como todo sabemos la claudicación de Brest-Litovsk, que selló el fin de la revolución rusa y predeterminó su "nacionalización" y con ello sentó las bases de la era de Stalin y de su definitiva consolidación en tanto que mero capitalismo de estado, a la postre siguiendo implicitamente las teorías económicas del desarrollo nacional alemán formuladas por Friedrich List en el siglo XIX. Rosa condenó sin paliativos como un principio pequeñoburgués ese supuesto derecho que tan caro le era a Wilson (así, el historiador británico Eric Hobsbawm le llama "derecho de autodeterminación wilsoniano-leninista"):

"En la obstinación y rigurosa coherencia, con que Lenin y sus compañeros se mantuvieron en esta consigna, lo que sorprende es que está en contradicción tanto con su tan proclamado centralismo como también con el comportamiento que asumieron frente a otros principios democráticos. Mientras demostraban un frío desprecio frente a la asamblea constituyente, el sufragio universal, la libertad de prensa y reunión, en síntesis, frente a todo el aparato de las libertades democráticas fundamentales de las masas populares, que en su conjunto constituían el "derecho de autodeterminación" para toda Rusia, consideraban el derecho de autodeterminación de las naciones como la niña de los ojos de la política democrática, por amor a la cual todos los puntos de vista prácticos de la crítica realista deben ser silenciados. Mientras no se habían dejado someter, en modo alguno, por la votación popular de la Asamblea constituyente rusa, una votación popular sobre la base del derecho electoral mas democrático del mundo y en la plena libertad de una república popular, y mientras que, por consideraciones críticas bastante frías, declararon nulos los resultados, en Brest-Litovsk y propugnaron el referéndum sobre la pertenencia estatal de las nacionalidades no rusas del Imperio como la verdadera panacea de toda libertad y democracia, genuina quintaesencia de la voluntad de los pueblos, y como la suprema instancia que debía decidir en las cuestiones del destino político de los pueblos y de las naciones. Esta flagrante contradicción es tanto mas incomprensible, a propósito de las formas democráticas de la vida política de cada país, puesto que, como veremos mas adelante, se trata efectivamente de fundamentos en extremo válidos, y hasta diría indispensables de la política socialista, en tanto que el famoso "derecho de autodeterminación nacional" no es sino una vacua fraseología y charlatanería pequeño burguesa."

Y a día de hoy muchos leninistas y trotskistas continúan haciendo el juego al imperialismo de EEUU coadyuvando a fragmentar estados, como en la ex-Yugoslavia, en España, donde apoyan la fragmentación del estado ayudando a los nacionalistas secesionistas burgueses o pequeñoburgueses, incluso animando o reanimando el nacionalismo allí donde no existe o apenas existe.

Rosa condenaría todo esto, denunciaría la fragmentación étnico-religiosa de Iraq, la destrucción de Yugoslavia, de la URSS, al socaire del imperialismo, y por supuesto el último acto de soberbia imperialista auspiciado por la UE como es la independencia de Kosovo de Serbia, - ejemplo de "viabilidad" en pro de su pretendida independencia de Euzkadi para los fascistas-estalinistas de ETA - los intentos de destrucción de estados-nación consolidados desde hace centurias como el Reino Unido o España, o Bélgica, o apoyando a las burguesías secesionistas en Bolivia y Venezuela. Condenaría asimismo Rosa la deriva del trotskismo hacia las tesis de Giuspeppe Mazzini: "un estado para cada nación, una sola nación para cada estado"

Esta dedicación autodeterminista del leninismo le hace el juego claramente al imperialismo interesado en reducir, fragmentar o borrar del mapa cuantos estados pueda, a fabricar los llamados "estados fallidos" en favor de la penetración de sus empresas, capitales, fuerzas militares o paramilitares, etc. Simplemente le sale más barato que tener que dar su parte del expolio de materias primas, petróleo, oro, diamantes o coltan, a las élites militares o dictatoriales gobernantes en esos países de Africa y Oriente, todo ello en un nuevo movimiento neocolonial, salvaje, brutal, que hace de los imperios jurídicos británicos, francés, holandés, poco menos que instituciones filantrópicas que ponían tierras en regadio, construían ferrocarriles y educaban a los hijos de las élites complacientes en sus universidades metropolitanas.

Pero podeis seguir defendiendo el derecho a la autodeterminación de los pueblos, en seguimiento de cualesquiera entidad, grande o pequeñas, rica o campesina, cualesquiera sea su caracter de clase, de la élite burguesa o pequeñoburguesa que levante una bandera con el triángulo irredentista cerca del mástil, en cualquier circunstancia, aunque destruya estados multiétnicos, en trance de destribalización, sin importar las consecuencias de genocidio mutuo, de limpieza étnica, de destrucción de familias mixtas: todo eso no importa para una supuesta izquierda que ha sustituido al "proletariado" como agente de la revolución, por los "pueblos" ¡siempre y cuando no se trate del "pueblo del estado", a la sazón, como casi todos los antiguos europeos, concepto más cívico-democrático, "ciudadano" que "nacional" dicho en sentido etnico-lingüistico! Sin duda este tipo de "pueblos", británico, italiano, belga, español, francés, ruso, se halla mas abocado a ejercer un patriotismo o nacionalismo agresivo, chovinista, jingoísta, que el irredentismo nacionalista de los pueblos sin estado. Bien está, para quien lo crea, para los que creen estar en 1914, mientras los nacionalistas burgueses o pequeñoburgueses les dejen meter cuchara y les sigan el juego al desorientado leninismo que les allana camino, ¡aunque la experiencia última de nacionalistas vascos, croatas, serbios, catalanes, kosovares, kurdos, den cuenta de justamente lo contrario!

Así que ya basta de querer apropiarse del pensamiento de la gran revolucionaria marxista Rosa Luxemburgo, por los que ponen una vela a dios y otra al diablo: afirman combatir el imperialismo al tiempo que se ofrecen a ayudar a jibarizar estados canónicos y a dividir todavía mas a los trabajadores, auspiciando la formación de sindicatos nacionalistas en algún caso con la bendición de las élites nacionalistas gobernantes, o de las taifas federales de los social-liberales gobernantes, todo ello sin que por lo demás se atisbe en las politicas económicas y sociales de los poderes autonómicos la mas minima confrontación con el paradigma neoliberal. Y así nos va a la izquierda, sin brújula, sin principios, auto-referenciandose en un ciclo sin fin de errores y claudicaciones oportunistas.
JM Delgado

2 comentarios:

Alberto dijo...

Un saludo JM, por la recuperación del pensamiento de Rosa Luxemburgo.

Salud y Socialismo Internacional.

JM Delgado dijo...

Gracias Alberto, en ello estamos, modestamente difundiendo su pensamiento. Salud. JM.