Las políticas 
de austeridad que el gobierno alemán presidido por la canciller Angela 
Merkel está imponiendo a los países periféricos de la Eurozona, llamados
 en el mundo anglosajón Gipsy (Grecia, Irlanda, Portugal, España e 
Italia) les está llevando a un desastre (no hay otra manera de 
definirlo). Gran número de economistas han estado subrayando este hecho 
(aunque tal número ha sido muy reducido en España), mostrando que la 
gran recesión que tales países están sufriendo se debe primordialmente a
 tales políticas de austeridad. En realidad, la extensión de tal 
desastre puede incluso llegar a afectar a la propia economía alemana. 
Una manera sería imposibilitando que los países periféricos pudieran 
pagar sus deudas, tanto privadas como públicas, a los bancos alemanes. 
Ha sido el propio Ministro de Finanzas del gobierno Merkel el que ha 
alertado de que el colapso de la economía griega y su salida del euro 
tendrían un efecto muy negativo para el sistema financiero europeo, 
centrado en la banca alemana. 
Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/5233/lo-que-no-se-dice-sobre-el-por-que-merkel-continua-aferrada-a-las-politicas-de-austeridad/
En realidad, un objetivo clave de las 
políticas de austeridad impuestas por la administración Merkel a los 
países periféricos y a sus gobiernos es forzarles a que paguen lo que 
deben a los bancos alemanes. De continuar estas políticas de austeridad,
 la propia banca alemana puede quedar afectada muy negativamente. Tal 
realidad es ignorada por aquellos columnistas de los mayores medios de 
difusión que, un tanto frívolamente, sostienen que el gobierno Merkel 
quiere “expulsar” a Grecia del euro.
Ahora bien, la persistencia 
de las políticas de austeridad, a pesar del riesgo que ello suponga para
 la banca alemana, tiene también grandes beneficios para ésta. Es decir,
 la enorme crisis de los países periféricos está beneficiando a la banca
 alemana y al Estado alemán que, bajo el gobierno Merkel, está muy 
influenciado por, no sólo la banca, sino también por los sectores 
industriales exportadores alemanes que crecientemente exportan a países 
fuera de la zona euro. Así, los bonos del Estado alemán, frente a la 
gran crisis de confianza de los mercados (ayudada por las políticas del 
BCE que contribuyen a crear tal desconfianza, con el consiguiente 
aumento de los intereses de la deuda pública), se convierten en un 
depósito de seguridad, estando altamente solicitados. Existe así un 
flujo de capitales hacia el sistema financiero alemán, resultado de la 
crisis de los países periféricos de la Eurozona.
Un tanto 
semejante ocurre en el sector industrial. Como señala el economista 
alemán Frank Hoffer, el deterioro de la industria automovilística de los
 países periféricos, como Fiat, afecta positivamente a la industria 
automovilística alemana, como Wolkswagen. De ahí que las políticas de 
austeridad contribuyen al enorme dominio del capital financiero e 
industrial alemán y del Estado alemán, lo cual, a la larga, tendrá un 
coste político elevado, pues tal dominio se está estableciendo a costa 
de los demás países que están resistiendo tales imposiciones. El caso de
 Grecia es un ejemplo de ello. De ahí el renacimiento de los 
nacionalismos, tanto alemán como anti-alemán, que pueden romper la 
propia Unión Europea. No es la viabilidad del euro, sino la viabilidad 
de la Unión Europea la que está siendo cuestionada por tales políticas 
de austeridad, pues la promoción de tales políticas está diluyendo muy 
rápidamente la cultura (que siempre fue muy limitada) de cohesión 
europea, siendo sustituida por la cultura de los nacionalismos que 
determinó la I y la II Guerras Mundiales, y que la Unión Europea 
intentaba prevenir.
De ahí que figuras alemanas que han mostrado 
su compromiso con el proyecto europeo, tales como los ex cancilleres del
 gobierno alemán Helmut Schmidt y Helmut Kohl, hayan criticado a la 
canciller alemana por anteponer los intereses empresariales alemanes por
 encima del proyecto europeo, pudiéndolo destruir. No ocurrirá una III 
Guerra Mundial, pero sí que podría ocurrir que la UE y no sólo el euro, 
desapareciera. Pero no sería la desaparición del euro (en contra de lo 
que se dice, no está en peligro su supervivencia) la que destruiría la 
Unión Europea, sino que sería la desaparición de la UE la que crearía la
 desaparición del euro.
Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/5233/lo-que-no-se-dice-sobre-el-por-que-merkel-continua-aferrada-a-las-politicas-de-austeridad/


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