Operaciones 'short-selling' triplican en un año el coste de los seguros ante un impago de la deuda de España
Los
seguros de impago a cinco años sobre la deuda española se han triplicado en poco
más de un año. Cotizaban a 200 puntos en abril de 2011 y han acabado esta
semana por encima de 600.
Empiezan así a cumplirse las expectativas de especuladores como David Carmel (en la foto, en silla de ruedas), co-fundador de Carmel Asset Management, quien ha vendido entre sus clientes un producto para ganar un 300% con la especulación de los créditos default swaps (CDS) sobre la deuda de España adquiridos a manos llenas a finales del pasado año, en el caso de que se produzca el impago.
Empiezan así a cumplirse las expectativas de especuladores como David Carmel (en la foto, en silla de ruedas), co-fundador de Carmel Asset Management, quien ha vendido entre sus clientes un producto para ganar un 300% con la especulación de los créditos default swaps (CDS) sobre la deuda de España adquiridos a manos llenas a finales del pasado año, en el caso de que se produzca el impago.
A
partir de entonces empezó el juego de Carmel y de otros muchos especuladores de
estos productos, las ‘armas de destrucción masiva’ calificadas por Warren
Buffet. Primero se propaga adecuadamente el informe –Carmel lo hizo a través de
The Wall Street Journal– sobre las dificultades presupuestarias que, en el caso
de España, derivarían en tener grandes dificultades para atender la devolución de
los futuros vencimientos de su deuda pública que vence próximamente.
Antes
o después de la publicación de un informe de este tipo, el inversor alquila o
toma prestados de un banco a cambio de un precio –el euríbor, por ejemplo– una
gran cantidad de dichos bonos u otros títulos de deuda pública. No los compra,
se los alquila para devolvérselos una vez hecha la operación. En este momento se
suceden los vaticinios alertando de la situación de que España va irremediablemente
a la quiebras desde los más selectos think
tanks, grandes instituciones financieras planetarias o afamados
economistas, como Paul Krugman o Nouriel Roubini.
A
partir de aquí empieza a cundir el pánico. Los inversores tenedores de la deuda
empiezan a vender masivamente esos títulos para limitar sus pérdidas. La
cotización se hunde tras la falta demanda y con ella el precio. Cuanto más
caiga, más ganan esos inversores, quienes pacientemente esperarán el momento
más bajo del precio de los títulos en el mercado secundario para comprar.
Y
ya está hecho el negocio. Han logrado que los CDS se disparen y han comprado
los títulos de deuda a precio de ganga para devolvérselos al banco, con el que
se había acordado un precio de alquiler, no de venta, al precio que sea cuando
se produce esa devolución.
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