Por Salim Lamrani
 Salim
  Lamrani es doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la  
Universidad de París Sorbonne-París IV. Profesor encargado de cursos en 
 la Universidad de París Sorbonne-París IV y en la Universidad Paris-Est
  Marne-la-Vallée y periodista, especialista en las relaciones entre 
Cuba y  Estados Unidos.
Yoani
 Sánchez, famosa bloguera habanera, es un personaje peculiar en el 
universo de la disidencia cubana. Jamás ningún opositor se ha 
beneficiado de una exposición mediática tan masiva ni de un 
reconocimiento internacional de semejante dimensión en tan poco tiempo. 
El retrato es muy a menudo halagador, al límite de la hagiografía, pero 
poderosos intereses y grandes sumas de dinero parecen esconderse detrás 
de la figura de la disidente cubana.
La trayectoria atípica de Yoani Sánchez
Después
 de emigrar a Suiza en 2002, decidió regresar a Cuba dos años después, 
en 2004. En 2007, integró el universo de la oposición en Cuba al crear 
su blog Generación Y, y se vuelve una acérrima detractora del gobierno 
de La Habana.
Sus
 críticas son acerbas y poco matizadas. Presenta un panorama 
apocalíptico de la realidad cubana y acusa a las autoridades de todos 
los problemas, con un discurso muy preciso que se acerca a menudo a la 
posición estadounidense. Así, minimiza el impacto de las sanciones 
económicas –“una excusa” para el gobierno cubano.  Según ella, “el 
bloqueo ha sido el argumento perfecto del gobierno para mantener la 
intolerancia, el control y la represión interna. Si mañana levantaran 
las sanciones, dudo mucho de que se vean los efectos”. 
La
 comunidad internacional no parece compartir esta opinión, pues condenó 
en 2011, de modo unánime (185 países contra dos), por vigésima vez 
consecutiva, el estado de sitio económico que Washington impone a la 
población cubana desde 1960, al considerarlo como el principal obstáculo
 para el desarrollo de la isla. 
Más
 insólito, piensa que el escritor colombiano Gabriel García Márquez no 
merecía su Premio Nobel de Literatura, por su amistad con Fidel Castro: 
“muchos escritores latinoamericanos merecían el Premio Nobel de 
Literatura más que Gabriel García Márquez”. Consciente de que
 el objetivo del gobierno de Estados Unidos es derrocar al gobierno 
cubano, admite sin complejos que comparte el mismo objetivo: “Estados 
Unidos desea un cambio de gobierno en Cuba, pero es lo que deseo yo 
también”.
Del
 mismo modo, Yoani Sánchez vilipendia “la supuesta medicina gratuita y 
la supuesta educación gratuita”, que considera como eslóganes 
propagandísticos del gobierno. Según ella, las conquistas sociales del 
sistema cubano se exageran pues “existían” en la Cuba de los años 
anteriores a la Revolución. No esconde su simpatía por la dictadura de 
Fulgencio Batista derrocado en 1959 por los rebeldes de Fidel Castro. 
Según sus palabras “había una libertad de prensa plural y abierta, 
programas de radio de toda tendencia política”. 
Así,
 en apenas un año de existencia, aunque existen decenas de blogs más 
antiguos y no menos interesantes que el de Sánchez, la bloguera cubana 
consiguió el Premio de Periodismo Ortega y Gasset, dotado con 15.000 
euros, el 4 de abril de 2008, otorgado por el diario español El País. De
 costumbre, este premio se otorga a prestigiosos periodistas o 
escritores que presentan una larga carrera literaria. Es la primera vez 
que una persona con el perfil de Sánchez lo obtiene. De
 la misma forma, la bloguera cubana fue seleccionada ese año entre las 
100 personas más influyentes del mundo por la revista Time (2008), en 
compañía de George W. Bush, Hu Jintao y el Dalai Lama. Su
 blog fue incluido en la lista de los 25 mejores blogs del mundo de la 
cadena CNN y la revista Time (2008) y también logró el premio español 
Bitacoras.com así como The Bob’s (2008). El
 30 de noviembre de 2008, el diario español El País la incluyó en su 
lista de las 100 personalidades hispanoamericanas más influyentes del 
año. La
 revista Foreign Policy hizo más todavía en diciembre de 2008, al 
incluirla entre los 10 intelectuales más importantes del año. La revista mexicana Gatopardo hizo lo mismo en 2008. La prestigiosa universidad estadounidense de Columbia le concedió el premio María Moors Cabot. Y la lista es larga. 
Jamás
 ningún disidente en Cuba –quizás en el mundo– ha conseguido tantas 
distinciones internacionales en tan poco tiempo, con una característica 
particular: han suministrado a Yoani Sánchez suficiente dinero para 
vivir tranquilamente en Cuba el resto de su vida. En efecto, la bloguera
 ha sido retribuida a la altura de 250.000 euros en total, es decir un 
importe equivalente a más de veinte años de salario mínimo en un país 
como Francia, quinta potencia mundial. El salario mínimo mensual en Cuba
 es de 420 pesos, es decir 18 dólares o 14 euros, por lo que Yoani 
Sánchez ha conseguido el equivalente a 1.488 años del salario mínimo 
cubano por su actividad de opositora. 
El
 sitio Generación Y de Yoani Sánchez es el único que está disponible en 
no menos de 18 idiomas (inglés, francés, español, italiano, alemán, 
portugués, ruso, esloveno, polaco, chino, japonés, lituano, checo, 
búlgaro, holandés, finlandés, húngaro, coreano y griego). Ningún otro 
sitio del mundo, incluso los de las más importantes instituciones 
internacionales como por ejemplo las Naciones Unidas, el Banco Mundial, 
el Fondo Monetario Internacional, la OCDE o la Unión Europea, dispone de
 tantas versiones lingüísticas. Ni el sitio del Departamento de Estado 
de Estados Unidos ni el de la CIA disponen de semejante variedad.
Yoani
 Sánchez está en estrecha relación con la diplomacia estadounidense en 
Cuba, como señala un cable, clasificado “secreto” por su contenido 
sensible, que emana de la Sección de Intereses Norteamericanos (SINA). 
Michael Parmly, antiguo jefe de la SINA en La Habana, que se reunía 
regularmente con Yoani Sánchez en su residencia diplomática personal 
como lo indican los documentos confidenciales de la SINA, hizo partícipe
 de su preocupación respecto a la publicación de los cables diplomáticos
 estadounidenses por Wikileaks: “Me molestaría mucho si las numerosas 
conversaciones que tuve con Yoani Sánchez fueran publicadas. Ella podría
 pagar las consecuencias toda la vida”. La pregunta que viene 
inmediatamente en mente es la siguiente: ¿por cuáles razones Yoani 
Sánchez estaría en peligro si su actuación, como lo afirma, respetan el 
marco de la legalidad?
En
 2009, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ordenó el cierre de 
más de ochenta sitios Internet relacionados con Cuba que fomentaban el 
comercio y violaban así la legislación sobre las sanciones económicas. 
Curiosamente, el sitio de Yoani Sánchez no fue cerrado mientras que éste
 propone la adquisición de su libro en italiano, además a través de 
Paypal, sistema que ningún cubano que vive en Cuba puede utilizar a 
causa de las sanciones económicas (que prohíben, entre otros, el 
comercio electrónico). 
Sánchez
 también dispone de un Copyright para su blog “© 2009 Generación Y - All
 Rights Reserved” . Ningún otro bloguero cubano puede hacer lo mismo por
 las leyes del embargo. También se descubre que Sánchez hizo su registro
 de dominio mediante la empresa estadounidense GoDaddy, cuya principal 
característica es el anonimato. El Pentágono usa a GoDaddy para 
registrar sitios con toda la discreción necesaria. ¿Cómo Yoani Sánchez, 
una bloguera cubana que vive en Cuba, puede registrar su sitio mediante 
una empresa estadounidense, cuando la legislación sobre las sanciones 
económicas lo prohíbe formalmente?
Otro
 dato sorprendente. El sitio que aloja el blog de Sánchez dispone de un 
ancho de banda que es ¡60 veces superior al que dispone Cuba para todos 
sus usuarios de Internet! Otras preguntas surgen inevitablemente al 
respecto: ¿quién administra esas páginas en 18 idiomas? ¿Quién paga a 
los administradores? ¿Cuánto? ¿Quién paga a los traductores que trabajan
 a diario en el sitio de Sánchez? ¿Cuánto?
En
 2009, la prensa occidental mediatizó fuertemente la entrevista que el 
presidente Barack Obama había concedido a Yoani Sánchez, lo que se 
consideró como un hecho excepcional. Sánchez también había afirmado 
haber mandado un cuestionario similar al presidente cubano Raúl Castro y
 que ése no se había dignado en responder a su solicitud. Sin embargo, 
los documentos confidenciales de la SINA, publicados por Wikileaks, 
contradicen esas declaraciones. 
Se
 descubrió que en realidad fue un funcionario de la representación 
diplomática estadounidense en La Habana quien se encargó de redactar las
 respuestas a la disidente y no el presidente Obama. Más grave aún, 
Wikileaks reveló que Sánchez, contrariamente a sus afirmaciones, jamás 
mandó un cuestionario a Raúl Castro. El jefe de la SINA Jonathan D. 
Farrar confirmó esta realidad en un correo enviado al Departamento de 
Estado : «Ella no esperaba una respuesta de éste, pues confesó que nunca
 las [preguntas] había mandado al presidente cubano”.
La cuenta Twitter de Yoani Sánchez
Además del sitio Internet Generación Y,
 Yoani Sánchez dispone también de una cuenta Twitter y reivindica más de
 214,000 seguidores (registrados hasta el 12 de febrero de 2012). Sólo 
32 de ellos residen en Cuba. Por su lado, la disidente cubana sigue a 
más de 80,000 personas. En su perfil, Sánchez se presenta del siguiente 
modo: “Blogger, resido en La Habana y cuento mi realidad en trozos de 140 caracteres. Twitteo via sms sin acceso a la web”.
 No obstante, la versión de Yoani Sánchez es difícilmente creíble. En 
efecto, resulta absolutamente imposible seguir a más de 80,000 personas,
 sólo por sms o a partir de una conexión semanal desde un hotel. Un 
acceso diario a la red es indispensable para ello.
La
 popularidad en la red social Twitter depende del número de seguidores. 
Cuanto más numerosos son, mayor es la exposición de la cuenta. Del mismo
 modo, existe una fuerte correlación entre el número de personas 
seguidas y la visibilidad de la propia cuenta. La técnica que consiste 
en seguir numerosas cuentas se utiliza comúnmente para fines 
comerciales, así como por la clase política durante las campañas 
electorales.
El sitio www.followerwonk.com
 permite analizar el perfil de los seguidores de cualquier miembro de la
 comunidad Twitter. El estudio del caso Yoani Sánchez es revelador en 
varios aspectos. Un análisis de los datos de la cuenta Twitter de la 
bloguera cubana, que se realizó a través del sitio, revela a partir de 
2010 una impresionante actividad de la cuenta de Yoani Sánchez. Así, a 
partir de junio de 2010, Sánchez se ha inscrito en más de 200 cuentas 
Twitter diferentes cada día, con picos que podían alcanzar 700 cuentas 
en 24 horas. A menos de pasar horas enteras del día y de la noche en 
ello – lo que parece altamente improbable – resulta imposible abonarse a
 tantas cuentas en tan poco tiempo. Parece entonces que ha sido generado
 mediante un robot informático.
Del
 mismo modo, se descubre que cerca de 50,000 seguidores de Sánchez son 
en realidad cuentas fantasmas o inactivas, que crean la ilusión de que 
la bloguera cubana goza de una gran popularidad en las redes sociales. 
En efecto, de los 214,063 perfiles de la cuenta @yoanisanchez, 27,012 
son huecos (sin foto) y 20,600 revisten las características de cuentas 
fantasmas con una actividad inexistente en la red (de 0 a 3 mensajes 
mandados desde la creación de la cuenta).
Entre
 las cuentas fantasmas que siguen a Yoani Sánchez en Twitter, 3,363 no 
tienen a ningún seguidor y 2,897 sólo siguen la cuenta de la bloguera, 
así como a uno o dos cuentas. Del mismo modo, algunas cuentas presentan 
características bastante extrañas: no tiene ningún seguidor, sólo siguen
 a Yoani Sánchez y han emitido más de 2,000 mensajes.
Esta
 operación destinada a crear una popularidad ficticia via Twitter es 
imposible a realizar sin acceso a Internet. Necesita también un apoyo 
tecnológico así como un presupuesto consecuente. Según una investigación
 que realizó el diario La Jornada, titulada “El ciberacarreo, la nueva estrategia de los políticos en Twitter”,
 sobre operaciones que implicaban a candidatos presidenciales mexicanos,
 numerosas empresas de Estados Unidos, Asia y América Latina ofrecen 
este servicio de popularidad ficticia (“ciberacarreo”) a precios 
elevados. “Por
 un ejército de 25 mil seguidores inventados en Twitter -dice el 
periódico- se pagan hasta dos mil dólares, y por 500 perfiles manejados 
por 50 personas se pueden gastar entre 12 mil y 15 mil dólares”.
Yoani
 Sánchez emite un promedio de 9,3 mensajes al día. En 2011, la bloguera 
publicó un promedio de 400 mensajes al mes. El precio de un mensaje en 
Cuba es de 1 peso convertible (CUC), lo que representa un total de 400 
CUC mensuales. El salario mínimo en Cuba es de 420 pesos cubanos, es 
decir alrededor de 16 CUC. Yoani Sánchez gasta el equivalente de 25 
meses de salario mínimo en Cuba. Así, la bloguera gasta en Cuba una suma
 que corresponde, si fuera francesa, a 25,000 euros mensuales en 
Twitter, es decir 300,000 euros anuales. ¿De dónde proceden los recursos
 necesarios a estas actividades?
Otras
 preguntas surgen de modo inevitable. ¿Cómo Yoani Sánchez puede seguir a
 más de 80,000 cuentas sin un acceso permanente a Internet? ¿Cómo ha 
podido abonarse a cerca de 200 cuentas diferentes diarias como promedio 
desde junio de 2010, con picos que superan las 700 cuentas? ¿Cuántas 
personas siguen realmente las actividades de la opositora cubana en la 
red social? ¿Quién financia la creación de las cuentas ficticias? ¿Con 
qué objetivo? ¿Cuáles son los intereses que se esconden detrás de la 
figura de Yoani Sánchez?
¿Simple bloguera?
Lejos
 de ser una simple bloguera, Yoani Sánchez es la nueva figura de proa de
 la disidencia cubana y goza del apoyo ahora público de Washington. Ella
 dispone de un sistema de financiación “legal” que consiste en 
recompensar la oposición al gobierno de La Habana mediante premios 
dotados de varias decenas de miles de dólares -en su caso más de $250 
000-, como lo ilustra la avalancha de distinciones que ha recibido 
Sánchez, la nueva ninfa Egregia del Departamento de Estado, en el 
espacio de algunos meses. 
El objetivo de Washington ya no es federar a la población cubana alrededor de estas personas que preconizan un cambio de sistema en Cuba, pues sabe que su discurso no es audible entre los habitantes de la isla, cuya mayoría permanece fiel al proceso revolucionario a pesar de las dificultades y vicisitudes cotidianas. La guerra es más bien de orden mediático. Al mantener la presencia de una oposición interna, incluso sin envergadura y carente de toda base popular, permite justificar su política de aislamiento y de sanciones contra el gobierno de La Habana en nombre de la lucha por “los derechos humanos y la democracia”.

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