Jose María
Delgado
6 de marzo de 2012
Hace escasos días , el
señor Rajoy , se refería indirectamente a las movilizaciones de estudiantes y
ciudadanos contra los recortes y sus
consecuencias en la Comunidad Valenciana y las repugnantes imágenes que hemos visto por televisión de las brutales
cargas policiales para reprimir a la ciudadanía, indicando que se estaba dando una mala imagen de España en el extranjero. Durante varios días algunas cadenas de tv. en
los telediarios de máxima audiencia pasaron esas imágenes en las que policías
despersonalizados golpeaban con saña a personas que solo estaban en aquél
lugar, o que solo pasaban por allí o que se manifestaban de manera notoriamente
pacífica, eso lo vimos algunos millones de españoles, de modo que solo el
cinismo y la solidaridad con la escala de subordinados que están detrás de la
porra del guardia, con el discurso que amenazaba con mano dura, con enviar a la
fuerza a actuar sin contemplaciones, (en ocasiones con alusiones a la ocupación
de las plazas por el 15M y la supuesta complacencia del gobierno anterior)
puede inspirar esas preocupadas palabras con la imagen del España en el
extranjero.
Las mentiras y
despropósitos alrededor de las manifestaciones de Valencia y de la actuación
policial se prodigaron los días siguientes, así el ministro de justicia,
Gallardón, ha advertido de que no hay que "llevar las simpatías a
los que atacan" a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. En una entrevista en
RNE, Gallardón ha subrayado que los agentes policiales han sido "violentamente agredidos" y han
actuado "obligados" por la
violencia de las protestas estudiantiles,
el
presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ha dicho en la
Cope que "hay que acabar con las protestas violentas" que "no
respetan el derecho de manifestación" para no generar un
"efecto llamada". Tampoco la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha querido hacer autocrítica y ha
afirmado que las manifestaciones y protestas estudiantiles responden a
"una estrategia predeterminada de
la izquierda". En una entrevista a una emisora catalana, el ministro del
interior, Fernández Díaz ha calificado de "poco afortunadas" las
palabras pronunciadas por el Jefe
Superior de Policía de Valencia, Antonio Moreno, que se refirió a los
manifestantes como "el enemigo" para negarse a cuantificar los
efectivos policiales que se desplegaron por el centro de Valencia el pasado 20
febrero: "No voy a proporcionar esa
información al enemigo", dijo. "Errar es de humanos", ha
señalado el ministro que ha dicho "entender lo que quería decir" pero
reconoce que no lo hizo "de la manera más afortunada", abundó
Fernández Díaz en que ha podido haber "algún exceso" y alguna
"actuación desproporcionada" en la acción de la policía ante las protestas
de estudiantes en Valencia. El ministro ha defendido, en general, la acción
policial y ha limitado esos excesos a "alguna actuación individual". Rajoy, desde Londres: “Si
todos actúan con mesura, esta situación no va a repetirse", ha afirmado en
presencia del primer ministro británico, David Cameron. "Los españoles no
podemos dar una imagen de país que no es la que es", afirmó respecto a la
repercusión que los sucesos de Valencia han tenido en la prensa internacional.
Antonio Moreno, el jefe superior de Policía de Valencia, que hace unos días se lució
refiriéndose a los estudiantes manifestantes como “el enemigo”, nos
enteramos que perteneció a la Brigada Político Social (policía política franquista)
durante el periodo 1975-1977, encargándose, curiosamente de controlar y
reprimir al movimiento estudiantil fue precisamente nombrado para el cargo por
Pérez Rubalcaba en 2008 siendo ministro del Interior. Los escrúpulos de
los gobiernos del PSOE para condecorar y promocionar a antiguos torturadores o
miembros de la policía política franquista (BPS) son bien conocidos, o sea,
ningunos, los mismos que para mandar a la policía a cargar cuando les ha
inquietado las movilizaciones populares o han pretendido dar ejemplos
admonitorios.
Pero en esta “Primavera valenciana” de rebeldías ni la
sospechada y genética, gubernamental actitud represiva ni la explícita y
anunciada han logrado sobreponerse a la determinación y a la razón indignada de
estudiantes y ciudadanía: después de
haber amenazado con la represión, con “hacer cumplir la ley" decían,
apuntando al15M, la policía se retira de las calles o se esconde, mientras el
movimiento creció en los días siguientes ganando audiencia y solidaridad en
Madrid, Barcelona, Alicante, Sevilla, mientras la policía permanecía en
pasividad, logrando así el movimiento que el gobierno Rajoy tuviera que envainársela después de
tantas amenazas de que ellos no tolerarían lo que el gobierno Zapatero
consintió al movimiento de los indignados.
La imagen de España
no quedó por los suelos solo por la represión brutal a los bachilleres
valencianos del IES “Lluis Vives” que protestaban por no tener calefacción en
clase, la electricidad cortada a la Generalitat valenciana por falta de pago, no
es el único país el nuestro supuestamente democrático avanzado o estado “de
derecho” donde la policía se prodiga a modo contra manifestantes, (contaba Haro
Tecglen, que los “flics” franceses llamaban “passer le tabac » a golpear
sucesivamente las espaldas de los manifestantes haciendoles pasar de uno a otro
como a través de un túnel) lo que resulta menos corriente es que ante el clamor
popular tras aquella represión nadie
dimitiera, ni la delegada del gobierno en la comunidad , Paula
Sánchez de León ni mucho menos el ministro del ramo, ni el jefe de policía que
resultó ser un antiguo policía político franquista, así que, en efecto, sr.
Rajoy, tenemos problemas de imagen y no precisamente por la actitud ciudadana
de protesta y resistencia ante los recortes que Bruselas nos impone.
Mentar la imagen de España en estos días es mentar la soga
en casa del ahorcado: Baltasar Garzón, el controvertido juez que procesó a Pinochet
por delito de crimen contra la humanidad, que se atrevió a tratar de hacer algo
de justicia con los víctimas de los crímenes de la dictadura franquista (además
de incoar otros procesos menos democráticamente loables, sobre todo en relación
con la extensión del concepto “terrorismo” apoyándose en leyes altamente
controvertidas y cuestionadas desde instancias nada simpatizantes con las
reivindicaciones secesionistas de los nacionalistas periféricos) ha sido
condenado por el llamado “caso Gürtel” a 11 años de exclusión de la carrera
judicial por el delito de prevaricación, a abandonarla, vamos, por haber practicado escuchas ilegales entre
personas encarceladas (por fraude, cohecho y malversación de fondos, vinculados
al partido del gobierno en la Comunidad Valenciana) y sus abogados. Fue en cambio absuelto por el Tribunal
Supremo por el caso de la memoria histórica del delito de prevaricación del que estaba acusado por declararse
competente para investigar los crímenes del franquismo, no sin recibir rapapolvo
descalificatorio en el texto de la sentencia, recordando que en el tiempo en
que transcurrieron los hechos no existía el delito de “crimen contra la
humanidad” objeto de la instrucción de Garzón; sobre la ley de Amnistía de 1977, el tribunal
destaca que fue “un instrumento de reconciliación y no una ley de autoamnistía
como las que se otorgaban algunos dictadores del cono sur”, ¡y ello a pesar de
ser una ley preconstitucional! asimismo recuerda
el tribunal que tal ley que está vigente y que solo el Parlamento puede
derogarla si lo desea, pero no los jueces.
Es evidente que el riesgo de simplificación, reduccionismo,
se acrecienta con la lejanía y ausencia de familiaridad con los hechos, pero no
lo es menos que la valoración política que se ha hecho en España de la
expulsión de Garzón de la carrera judicial adolece de apriorismos interesados,
árboles que impiden ver el bosque, no digamos desde ámbitos del Partido Popular
pero también desde el PSOE donde no se olvida el papel de Garzón en el
descubrimiento y desmantelamiento del terrorismo de estado de los GAL que le
costó el gobierno y el encarcelamiento de la cúpula del ministerio de interior,
idéntica animadversión recibe Garzón desde los medios abertzales y en general
pro-nacionalistas, por su utilización de la ley de partidos (fuertemente
contestada en medios jurídicos progresistas) y su falta de escrúpulos en
relación con las garantías de prevención de torturas a detenidos abertzales.
Con tales mimbres es obvio que el escándalo que debiera haber suscitado la defenestración
de Garzón por el Supremo, que ha dejado el crédito de la Justicia en España en
su más baja cota a ojos de observadores internacionales, ha encontrado
suficientes dosis de sordina para no producirse, en especial desde la izquierda
se ha valorado poco la ubicación del TS en campo ideológico del consenso
constitucional, acorazándose en la Ley de Amnistia de 1977 y ensalzando sus
supuestas virtudes “apaciguadoras” ¡cuándo tanto el pujante Movimiento Obrero
de la época como la izquierda partidaria, y la ciudadanía en general vivíamos
bajo la permanente amenaza del golpe de estado militar!
La condena supone una “tragedia para la magistratura, el
poder judicial y la democracia”, según Jiménez Villarejo, ex-fiscal
anticorrupción quien ha insistido en el “atropello del Tribunal Supremo, que no
es digno de ser supremo ni tribunal”. Se ha declarado sorprendido por la
unanimidad del TS “ante un hecho tan grave” y ha recordado que algunos de sus
integrantes como Varela y Marchena no debieron formar parte del proceso ya que
“había demostrado su enemistad con Garzón”.
Para terminar, y venciendo cierta repugnancia es imposible olvidar
que en estos días está siendo juzgado Iñaki Urdangarín, esposo de la infanta
Cristina de Borbón y yerno del rey, por un delito de malversación de caudales
públicos, falsedad documental, fraude a la Administración y prevaricación. El
caso Palma Arena investiga un supuesto uso irregular de fondos públicos por el
Instituto Nóos, una entidad sin ánimo de lucro presidida por Urdangarin que,
según la Fiscalía Anticorrupción, recibió casi seis millones de euros entre
2004 y 2007 de varias administraciones públicas, sobre todo de los Gobiernos regionales
de Baleares y Valencia. Las investigaciones
apuntan a que el supuesto desvío de
fondos se produjo a través de sociedades de las que eran propietarios y
administradores Nóos Consultoría Estratégica, Aizoon S.L. (de la que la Infanta es
copropietaria al 50 por ciento), Virtual Strategies S.L., Shiriaimasu, Intuit
Strategy Innovat y De Goes Center for Stakeholder Management.
Todo el ruido
mediático que el caso genera, con escalas profundas en los medios “del corazón”
y programas de televisión basura donde el morbo se adivina entre sospechas
sobre el conocimiento de las actividades delictivas del duque por parte de la
casa real, el exilio “preventivo” de los duques en Washington (a donde llega enviado
Urdangarin por Telefónica como ejecutivo) , la posible imputación de la infanta
que nunca se produce, no alcanzan a ocultar que el tratamiento mediático viene
actuando como cortafuegos en torno a la familia real que ha venido finalmente a definir sus contornos protocolarios entre la
reina, el rey, el príncipe Felipe y su esposa Leticia. Hay que soltar lastre.
Síntesis del tratamiento mediático y su significado político último viene a ser el editorial del diario EL País, del 4 de marzo:
Síntesis del tratamiento mediático y su significado político último viene a ser el editorial del diario EL País, del 4 de marzo:
“…que el yerno del Rey responda ante la
justicia por el manejo de sus negocios privados demuestra que se encuentra tan
sometido a los órganos jurisdiccionales como cualquier otro español. A raíz de
estos sucesos, sin embargo, algunos han pretendido que la familia real se
encuentra cuestionada por la opinión pública, pese a que la ovación
parlamentaria así lo desmiente. Otros pretenden alimentar un debate sobre la
jefatura del Estado que no es más que una contorsión intelectual y mediática
que la sociedad española debe rechazar con toda contundencia. El Rey y su
heredero encarnan la legitimidad constitucional de la Monarquía. Los hechos imputables
al yerno del Monarca no tienen que ver con la forma de Estado que libremente
fue asumida por los españoles durante la Transición política.”
Es
falso de toda falsedad que la monarquía fuera
“libremente asumida” por los españoles: su aceptación nos llegó en el mismo paquete
que el texto constitucional, al lado y de manera indivisa de las libertades civiles, libertad sindical,
vertebración del estado por autonomías, etc., y no como en Grecia donde el
pueblo griego tuvo ocasión de votar en referéndum por la forma republicana de
estado frente a la monarquía encarnada en Pablo, el anterior monarca depuesto
por el golpe de “los coroneles” y hermano de Sofia, todo ello en España bajo un
clima de terror golpista exacerbado por las provocaciones de ETA.
Acabemos
pues recordando a Rajoy que solo la brutalidad policial debiera dar mala imagen
de España en el extranjero, y que junto con la corrupción política que afecta a
su partido en Baleares y Comunidad Valenciana, que está salpicando a la corona
lo diga quien lo diga, el temor escasamente inefable de no pocos periodistas y políticos monárquicos de que algún
juez se aviniera a volver a investigar algunos de los casos de los ex - amigos del rey, Mario Conde, Colón de Carvajal, Javier
de la Rosa o Ruiz-Mateos, al mismo tiempo que la separación del juez Garzón de
la carrera judicial, dejan claro el sometimiento del poder judicial al consenso
de la Transición y a su través a una idea peculiar, no universalista de una
democracia y una constitución otorgadas y aún vigentes por los poderes fácticos
nacionales e internacionales que habían sostenido a la dictadura de Franco, esa
imagen se sale del foco de lo permitido a las democracia de primera clase, por
así decirlo, justo en contrario de las actitudes de resistencia a ese verdadero
golpe de estado auspiciado desde los poderes financieros de Alemania y
Bruselas, que de prisa y corriendo hizo al anterior gobierno Zapatero y con el
apoyo entusiasta del PP reformando la constitución en sentido fuertemente
significativo de pérdida de soberanía y sumisión a los poderes financieros:
135.3.2
Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta. Estos créditos no podrán ser objeto de enmienda o modificación, mientras se ajusten a las condiciones de la Ley de emisión.
La angustiosa
situación ante la que los poderes financieros y empresariales estatales e
internacionales con la anuencia servil del gobierno Rajoy (y antes al de
Zapatero) ha colocado al pueblo español,
a sus clases desposeídas, empezó a generar respuestas y resistencia que no han
hecho más que comenzar, fueron primero las grandes manifestaciones del 19 de
febrero, casi inmediatamente la que se ha dado en llamar “primavera valenciana”
,al lado de un diario chorreo de manifestaciones de trabajadores víctimas de
los recortes y de la reforma laboral.
Ni
cerdos (PIGS) ni bovinos como nos quieren, menos aún aprovechados que “hemos
vivido por encima de nuestras posibilidades”, como afirma el discurso
nacional-populista en Alemania o Francia, la gente está dispuesta a disputar a
la policía y a los políticos que la mandan las calles, se dirigen a los
uniformados, les cuestiona su tarea, se niega a huir, a replegarse, a
aterrorizarse, y lo hace en nombre de derechos y libertades conculcados, en nombre de la
Democracia, cada día mas conscientes de que la estamos defendiendo contra el
Capitalismo.
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