Economistas frente a la crisis
Con una exposición muy profesoral, recurriendo de continuo a preguntas que él mismo se responde y a los ejemplos, Juan Ignacio Bartolomé Gironella (Santander, 1947) miembro de Economistas Frente a la Crisis, se
empeña en mostrar lo que otros economistas no cuentan. La crisis tiene
una raíz económica, pero su prolongación responde a factores que no se
explican desde la disciplina económica. Madrileño nacido en Cantabria
por efecto del veraneo, Bartolomé Gironella mantuvo estrecho contacto
con Asturias en los tiempos duros de la reconversión siderúrgica. Esta
semana volvió a Gijón para participar en la Escuela de verano de UGT.
-Responda a su propia pregunta en el curso: ¿qué hay detrás de la austeridad?
Mi teoría es que esta crisis resulta peculiar porque ha hecho aflorar todo un conglomerado de intereses económicos y políticos que se sienten cómodos en esta coyuntura porque ven que pueden lograr sus objetivos, algo que en otro contexto no conseguirían. Un ejemplo. La derecha en España siempre ha querido eliminar la labor redistributiva del Estado. El argumento de que hay que ahorrar y ser austeros es el mejor para eliminar esas transferencias sociales. Si un alumno me dice, como ahora se escucha de continuo, que «el Estado es como una familia, tiene que gastar lo que gana», le pongo un cero sin seguir leyendo el examen. El Estado no es como una familia. Los gastos de una familia no tienen repercusión directa sobre sus ingresos. El Estado, cuando gasta, lo recupera, y cuando deja de gastar, le disminuyen sus ingresos. Se está subvirtiendo el significado de los conceptos. Austeridad es lo contrario al derroche y el derroche consiste ahora en prescindir de magníficos investigadores o enviar al extranjero a nuestros jóvenes mejor preparados después de haber costeado su formación.
Mi teoría es que esta crisis resulta peculiar porque ha hecho aflorar todo un conglomerado de intereses económicos y políticos que se sienten cómodos en esta coyuntura porque ven que pueden lograr sus objetivos, algo que en otro contexto no conseguirían. Un ejemplo. La derecha en España siempre ha querido eliminar la labor redistributiva del Estado. El argumento de que hay que ahorrar y ser austeros es el mejor para eliminar esas transferencias sociales. Si un alumno me dice, como ahora se escucha de continuo, que «el Estado es como una familia, tiene que gastar lo que gana», le pongo un cero sin seguir leyendo el examen. El Estado no es como una familia. Los gastos de una familia no tienen repercusión directa sobre sus ingresos. El Estado, cuando gasta, lo recupera, y cuando deja de gastar, le disminuyen sus ingresos. Se está subvirtiendo el significado de los conceptos. Austeridad es lo contrario al derroche y el derroche consiste ahora en prescindir de magníficos investigadores o enviar al extranjero a nuestros jóvenes mejor preparados después de haber costeado su formación.
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