Contra las patrias, el Viejo Maestro




La nacionalidad del obrero no es ni francesa, ni inglesa, ni alemana, es el trabajo, la esclavitud libre, el automercadeo. Su gobierno no es ni francés, ni inglés, ni alemán, es el capital. Su aire nativo no es ni francés, ni alemán, ni inglés, es el aire de la fábrica. La tierra que le pertenece no es ni francesa, ni inglesa, ni alemana, está a unos cuantos pies bajo el suelo.
Karl Marx: Crítica de «El sistema nacional de economía política» de Friedrich List

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jueves, agosto 30, 2012

Lenguajes supuestamente neutrales.-

José María Delgado

En el telediario de la 1ª ya comienza a repetirse el término "régimen anterior" para referirse al franquismo por el busto parlante de turno. El genial ideólogo que lo diseñó, pues no es cosa de hoy, debió pensar que podría pasar por lenguaje neutral, aséptico, no-ideológico, en lugar de decir, "franquismo" "dictadura" o "dictadura franquista", nomenclatura propia de rojos, progres o vaya usted a saber. Naturalmente, quien habla así, la televisión que así se expresa,  se "retrata" tanto como el que afirma ser "ni de derechas, ni de izquierdas".

Pero desde la aparente acera de enfrente, vamos, desde cierta izquierda mas o menos "extrema" tan fiel a la doctrina leninista del "derecho de autodeterminación" como solidaria con toda clase de nacionalismo soberanista, independentista, resulta prohibitivo llamar "España" a este país, si no se quiere ser tildado de "españolazo", vamos, una manera seudo simpática de llamarnos franquistas o, si se nos apura, fascistas. El soporte ideológico de tales posicionamientos radica en afirmar que llamar "España" al territorio bajo control del estado español es tanto como actuar performativamente impulsando el nacionalismo español, dando por supuesto que se trata de una nación, presupuesto que ellos niegan. Y aúnque así fuera, quien dice "España" para referirse a su país no pretende ni sabe, como sucede con los pájaros y la aeronáutica, de nacionalismos, por ello no le preocupa ser neutral o no entre el estatal-español y el periférico-secesionista, solo pretende aludir a una parte del planeta en la que se considera  incluido, vinculado en razón - no elegida - de nacimiento.

Que España sea un estado-nación que parece hoy deshacerse, nación fabricada desde el estado, no niega que Cataluña sea a su vez otra nación, también nación-estado fabricada básicamente a través de politicas públicas diseñadas desde la Generalitat o administración paraestatal catalana. Que una se halle en la actual coyuntura  en  trance de deshacerse y la otra en vias de crecer y consolidarse es cuestión que nada tiene que ver con la antropologia y si con la política. Y como no, con la eufemisticamente llamada "cuestión social".

Por de pronto pretender llamar a este país "estado español" es algo tan inadecuado como ridiculo, si los nacionalistas periféricos pretetenden deshacer el - según ellos - equívoco de denominar "España" a la vez al conjunto del territorio estatal y a la vez a la parte del estado que quede una vez exceptuada Cataluña y las otras comunidades secesionistas, tendrán que inventar otra acepción mas respetuosa con la realidad sociológica de su propio país, allí donde las fronteras de clase y origen modifican y detienen el imaginario soberanista y la gente no tiene problema en llamarse, también, españoles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno y muy fino, ¡ya era hora que desde la izquierda se digan cuatro verdades a los independentistas y a los que les hacen el juego!

Ruben